Los expertos señalan que la inflación del mes estará en torno a 0,4%, mientras que para el primer trimestre las proyecciones apuestan a que los precios acumulen un alza de entre 0,9% y 1,1%, su mayor registro en tres años. Pese a ello, los economistas afirman que predominará la debilidad de la demanda interna frente al alza de la divisa.
El viernes, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicará el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero, el cual debería comenzar a reflejar con mayor nitidez el alza que ha mostrado el precio del dólar durante los últimos meses. Esto, porque el traspaso a precios se produce con desfase. En lo que va de 2020 la divisa norteamericana ha subido $25,81, luego de cerrar ayer en $ 781,98, y ya el incremento que tuvo desde que comenzó la crisis social (octubre de 2019) impactará en los precios. De hecho, desde el estallido ciudadano y hasta la intervención del Banco Central (fines de noviembre), el dólar acumuló un alza de $116,54. Si bien luego su precio se moderó en diciembre, en enero volvió a subir, llegando incluso a los $800.
Todo esto tendrá implicancias en el IPC de enero y, por cierto, en el resultado del primer trimestre.
En lo inmediato, los expertos señalan que la inflación del mes se ubicará en torno a 0,4% (3,3% – 3,4% doce meses), mientras que para el primer trimestre las proyecciones esperan que la inflación acumule un alza de entre 0,9% y 1,1%.
De concretarse esta previsión, el primer trimestre del año sería el de mayor inflación en tres años.
Los productos al alza
Los economistas señalan que por división, la inflación será impulsada por alimentos, bebidas alcohólicas y transporte. Por producto, por carne de vacuno y cerdo, frutas y verduras. Además de cigarrillos, gasolina y reajuste de precio de peajes. Todos, de alguna manera, influidos por la divisa norteamericana.
Marco Correa, economista de Bice, sostiene que “la inflación de mes será por un traspaso de un tipo de cambio más alto y por factores estacionales”. Mientras que el economista jefe de Tanner, Sergio Godoy, acota que “la depreciación de la moneda debería seguir presionando a los bienes transables. En tanto, las presiones de los bienes no transables se ven más moderadas”.
El dilema del Central
En su última Reunión de Política Monetaria (RPM), el Banco Central, junto con mantener la tasa de interés en 1,75%, señaló que “la evolución de la inflación sigue estando expuesta a fuerzas contrapuestas, cuya incidencia relativa aún es incierta”.
En ese contexto, argumentó que, “por una parte, las presiones inherentes a la depreciación idiosincrática que el peso ha acumulado desde octubre siguen vigentes, pero por otra, las perspectivas para la actividad siguen débiles y su recuperación continúa dependiendo de la respuesta de los agentes económicos al nuevo escenario. Las expectativas de inflación se mantienen en torno a 3% a dos años plazo”. ¿Cuál de las dos fuerzas terminará predominando? Los economistas no tienen una postura común, aunque la mayoría de los consultados espera que, a medida que pase el año, la fuerza de la debilidad de la economía prime sobre el mayor valor del dólar. “Es difícil estimar qué efecto esta predominando, ya que por el momento el traspaso del tipo de cambio a inflación ha sido modesto, lo que podría significar que esta predominando la ampliación de la brecha de capacidad. Pese a eso, vemos una inflación en torno a 3% este año”, explica Martina Ogaz, economista de EuroAmerica.
Correa subraya que “las empresas comprimirán sus márgenes, es decir, no harán todo el traspaso a precios de la depreciación del tipo de cambio, habrá sustitución por bienes de menor calidad y, por lo tanto, menores precios”.
Nicolás Birkner, director de Estudios Económicos de CorpResearch se inclina también por un predominio de la debilidad de la demanda interna. Una visión contraria entrega Godoy, quien cree que entre “la depreciación de la moneda y el enfriamiento de la economía, debería imperar la primera”.
Para el año en su conjunto, la última proyección del BC es de 3,6%, sin embargo, los expertos esperan un IPC entre 2,3% y 3,4%.
Fuente: La Tercera